Batallas del Ser | Battles of the Self - 2016

Estas batallas se centran en descubrir lo que uno es y las barreras que construimos al rededor de nuestra persona interna única y vulnerable que vive escondida para protegernos de los rechazos del exterior, dando así a los demás una vista limitada de nosotros mismos.
A esa versión interior le estoy llamando el subconsciente. Para poder darle una cara a mi subconsciente, al pintar, me cambiaba de ropa y me imaginaba siendo esa otra persona expresando sentimientos en mi bastidor sin miedo a nada. Al terminar, me volvía a cambiar y pacientemente delineaba todas esas manchas que había dejado para reconocerlas y decirle a mi subconsciente “entiendo que existes, quiero escucharte”.
Así empezaron las batallas, entre dos personas distintas separadas por barreras tratando de convertirse en una. Por esta razón, la colección está llena de dualidades. No necesariamente con elementos opuestos, si no más bien complementarios.
A las barreras les estoy llamando el ego. El ego es la cárcel construida por mis propios temores para encerrar partes de mi y así complacerme a mi misma y los demás.
Hay piezas llenas de cautela y control, otras reflejan las partes desconocidas y caóticas del subconsciente, las barreras del ego y los pocos elementos que logran cruzar al espacio controlado de lo que queremos mostrar. Poco a poco las piezas van evolucionando, la pintura pierde control, las barreras explotan y se ven obligadas a interactuar con el subconsciente.
Por mucho tiempo parte de mi objetivo fue destruir esas barreras del ego. Pero casi al final, entendí que no es posible eliminar nada por completo, debo aceptar todo, dejar que se mezcle y que viva en balance. Lo que existe hoy dentro de mi ya no son dos versiones, si no una simbiosis de todo mi ser luchando cada día por mantenerse unido.

These battles are centered in discovering who we are and the obstacles we build around our unique and vulnerable inner self that lives in hiding, to protect us from the rejections of the external world, giving others a very limited window of our true self.
I am referring to this internal persona as the subconscious.  To be able to stare at the face of this character, when I was about to paint, I would change all of my clothes and imagined myself literally stepping into a stranger’s shoes and becoming someone else without any fears, expressing every feeling on the canvas. As I finished, I would change back into my regular clothes and patiently outlined every brushstroke in an act of recognition; the message was: “I understand you exist, I see you, I want to listen.”
That’s how the battles started, between two different people divided by large obstacles desperately trying to become only one person. For this reason, these pieces are full of dualities; not necessarily opposing elements, but complimentary ones. I am referring to these walls as the ego. The ego is the prison cell built from our own fears to lock away parts of us in order to please myself and others.
There are very controlled cautious pieces, others reflect the unknown and the chaos installed in the subconscious, the walls of the ego and the few elements that are narrowly allowed to navigate into the controlled space that we chose to show others. Little by little the pieces start to evolve; paint loses control, walls explode and therefore are obligated to interact with the subconscious.
For a long time part of my objective was to destroy those walls: the ego. But close to the end I understood that it is not possible to eliminate anything completely, I must accept all of it, let it blend, and live in balance. What exists today is not two separate versions of myself, but a symbiosis of my entire being battling itself every day to stay united.